| En América Latina, la distribución y  exhibición de películas de factura doméstica es aún, desafortunadamente, un  reto. En muy contadas ocasiones la mayoría de los filmes locales tienen la  oportunidad de una publicidad boca a boca antes de ser puestas a un lado para  dar paso a los estrenos de Hollywood. Algunos países ya están tratando este  problema. Incentivos  con respaldo estatal y severas medidas de protección han fomentado un gran  número de películas en Latinoamérica, especialmente en Brasil y Argentina.  De hecho, las reforzadas leyes de cine en  Chile, Colombia y Venezuela han estimulado un aumento en los títulos locales.                                El  Instituto de Cine de Argentina (INCAA) acaba de anunciar una serie de medidas  nuevas para ayudar a que las películas nacionales obtengan un período de  exhibición adecuado. Éstas incluyen un sistema de cuotas de exhibición más  riguroso -con efectividad a partir de 1 de septiembre de 2006, el cual obliga a  los expositores a exhibir al menos una película local cada cuatrimestre, en  base a la cantidad de pantallas de cada cine.   Por ejemplo, un cine múltiple de seis salas debe exhibir seis películas  nacionales por cuatrimestre.  Además,  INCAA garantiza dos semanas de tiempo de proyección para los filmes  argentinos.  “Esto le da a las películas  locales la oportunidad de publicitarse boca a boca.  De lo contrario, los expositores las sacan si  no obtienen las ganancias mínimas por taquilla requeridas para mantenerse en  exhibición," explica el director venezolano Alejandro Saderman, residente  en Argentina, donde acaba de estrenar su docudrama El último Bandoneón. 
 Actualmente Venezuela tiene la única empresa estatal de distribución de  Latinoamérica, Amazonia Films. "Esperamos aprender de los errores de la desaparecida  agencia de distribución y producción de Brasil Embrafilme, que era manejada por  el Estado”, dice el presidente de Amazonia, Juan Carlos Losada.
 
 Venezuela también está construyendo un circuito de 24 cines digitales.  Su instituto de cine, CNAC, supervisa un  creciente flujo de fondos para la industria que se obtienen del gobierno y de contribuciones  impositivas obligatorias de todos los sectores de la industria audiovisual.
 
 Medidas pálidas
 En  Latinoamérica las medidas de protección son pálidas, en comparación con las de  Francia e Italia, destaca Saderman.  “Sin  ellas no tendríamos ninguna posibilidad frente a Hollywood”, dice. Hasta los cineastas  individuales están abordando el problema con su propio y duramente ganado dinero.  El director, escritor y productor argentino Daniel Burman, cuyo drama acerca de  un padre y un hijo, Ley de familia",  ha sido un éxito tanto local como internacional, está invirtiendo en un  circuito de salas de cine en Argentina. Se asoció con la distribuidora y  productora española Wandavision para construir varios complejos pequeños de salas  de cine en Buenos Aires, comenzando con una triple que abrirá en marzo de  2007.  “La producción no ha sido problema  en Argentina, pero la exhibición lo sigue siendo”, dice, agregando que muchas  salas de cine en Buenos Aires han cerrado.   Ciertamente, con excepción de México, la región en su mayoría está  grandemente sub-servida en cuanto a salas de  cine.
 
 En Brasil, Rain Networks está dirigiendo la digitalización de las salas de cine  del país y de otros lugares.  Con  oficinas en São Paulo, Rio de Janeiro, New York y Londres, la compañía  transmite películas en formato digital vía satélite a más de 106 salas  de cine en Brasil, 14 en Estados Unidos y una en Gran Bretaña.
 
 "El cine digital es una gran solución para el problema de distribución, ya  que permite mejores reservas con una baja inversión previa, disminuyendo de  esta manera el riesgo de los distribuidores y permitiéndole a los expositores  ser parte de la primera vuelta,” indica la empresa.
 
 Oro en taquilla
 Se ha  comprobado una y otra vez que cuando una película local hace conexión con su  audiencia nacional, el resultado es oro en taquilla. No sorprende que los más  grandes de Hollywood estén participando en la función, bien sea como productores  o como distribuidores, o ambos.
 
 La  primera película chilena de Fox Warner, El  rey de los huevones (The King of  Idiots) ha estado en primer lugar por tres semanas desde su estreno el 31  de agosto.  Drama y comedia, obtuvo el record  de todos los tiempos para una película chilena en su primer fin de semana, con  más de 95,000 taquillas vendidas y un 60% de participación del mercado. En su  segundo fin de semana su participación bajó a un mero 50% del mercado.
 
 En Brasil, los distribuidores de Hollywood están obligados por ley a invertir  en el cine local, por lo que han estrenado una buena cantidad de películas  locales, algunas de ellas con rotundo éxito, como Carandiru, de Columbia TriStar, que rompió records en 2003, y Two Sons of Francisco, del pasado año. Sin  embargo, los grandes se han ido obviamente por los filmes “complace-multitudes”,  mientras las producciones pequeñas languidecen sin estrenar o con exhibiciones  limitadas.
 En México, el sello de Disney, Miravista, junto a Columbia TriStar y Warner Bros.,  ha comenzado a presentar sus primeros títulos locales desde que lanzaron sus  empresas productoras.  La primera en  salir fue Warner Bros., con Efectos secundarios,  que se convirtió en la segunda película mexicana más taquillera del año hasta  la fecha. Es muy difícil que le sobrepase al éxito mas grande del año, la  película de dibujos animados de Videocine Una  película de huevos, que ganó US$12.8 millones. Debido a sus amplios  recursos de marketing y distribución, estos “puestos de avanzada” de los  estudios disfrutan de ventajas que deberían ayudar a la industria  cinematográfica local.
 
 
 Caída
 La  asistencia a películas domésticas ha menguado en los últimos años en  Latinoamérica, con México reportando una caída abismal de un 25%. La  participación en taquilla de películas locales bajó en Argentina un 4.2% en la  primera mitad de este año, en comparación con el promedio de 6%-7% de los años  anteriores.  Brasil aún no ha vuelto a  subir a sus cifras de 2003, cuando la película Carandiru, de Héctor Babenco, llevó la participación del mercado  local a un 21%, con 22 millones de taquillas vendidas.  Desde entonces, la asistencia a las películas  locales en Brasil se redujo a 16 millones en 2004 y a 11 millones en 2005.
 
 Más cineastas de la región están esforzándose en hacer películas más comerciales.  Los chilenos respondieron con entusiasmo al  primer musical local, Rojo, la película.  Cuando un film local toca hábilmente temas controversiales y enciende un debate  nacional, invariablemente gana en taquilla, como en 2002 lo hizo en México el  drama de un sacerdote en el El crimen del  padre Amaro, de Carlos Carrera, y el año pasado en Venezuela el drama Secuestro express, de Jonathan  Jakubowicz.  Ambas películas provocaron  la ira de las autoridades y la consiguiente publicidad (gratuita), que lo que hizo  precisamente fue que más personas fueran a verlas.  Crimen se anotó una ganancia récord de todos los tiempos de $16.5 millones en México,  mientras que Secuestro fue número uno  por siete semanas y logró el record de 1.2 millones de espectadores. Ambos  filmes atrajeron personas que nunca habían ido a un cine en toda su vida.
 
 En Colombia, un drama semi-ficción acerca de una situación real que aún sigue  provocando titulares, ha triunfado en taquilla. Soñar no cuesta nada se ha adueñado de la audiencia desde su  estreno el 11 de agosto, atrayendo a un millón de espectadores hasta el momento  del cierre de esta edición.  La película  le sigue la pista a un regimiento de soldados colombianos que se tropieza con  un botín dejado por la guerrilla de las FARC.   En vez de devolver los $46 millones, deciden gastarlos. “Con éxitos así  esperamos hacer que los colombianos vuelvan al habito de ver sus propias  películas”, dijo Carlos Llano, jefe de la distribuidora de películas Cine  Colombia.  El número de estrenos locales  en Colombia ha aumentado a un promedio de siete u ocho, subiendo de una media  abismal de dos hace solo cinco años.  El  éxito más grande de taquilla de todos los tiempos en Colombia sigue siendo la comedia  de Sergio Cabrera de 1993 La estrategia  del caracol, la cual atrajo a 1.6 millones de espectadores.
 
 Tal y como Hollywood ya descubrió, los beneficios de una industria bien  aceitada de marketing, distribución y exhibición no significa nada cuando una  película fracasa en conectar de alguna manera con su audiencia.  Las películas malas pueden abrir bien,  gracias al operativo de mercadeo que les precede, pero a menos que hagan clic,  los niveles de audiencia a menudo caen en más de un 50% para el siguiente fin  de semana. El año pasado los niveles de taquilla a nivel mundial se  desplomaron, pero no debido a “distracciones” como el ipod, los videojuegos o  simplemente un buen clima.  La caída se debió  a un simple hecho: películas mediocres.   Este año se está invirtiendo la tendencia con títulos más fuertes.
 
 Algunos productores latinos saben que necesitan más que respaldo estatal para  lograr que la gente vea sus películas.   “Para ser honestos, no muchas películas en Argentina han conectado con  su audiencia”, admite Burman. La norma ha sido películas vagas y sin propósito,  financiadas por el estado. Ahora, hasta los cineastas amateurs de películas de  bajo costo como Burman, Pablo Trapero e Israel Adrián Caetano, están explorando  facturas más comerciales.
 
 Damián  Szifron, de Argentina, quien impuso su marca primeramente con el éxito de TV Los simuladores, está incursionando en películas  de género, y esta teniendo éxito. Su comedia de acción Tiempo de valientes fue un éxito de taquilla en 2005. En octubre,  la productora mexicana Lemon Films espera golpear el nirvana de la taquilla con  una película de terror, Km. 31. En Chile,  Jorge Olguin, ha incursado con éxito dos veces en este género, con Ángel negro y Sangre eterna. El director mexicano Guillermo del Toro (Pan's Labyrinth) también subió a bordo  para coproducir el próximo film de terror de Olguin, The Call of the Sea (Caleuche:  La llamada del mar), protagonizada por Leonor Varela.
 
 En definitiva, la calidad de una película determinará su distribución y su  exhibición.  Si es buena, los comentarios  de boca en boca le darán su propia vida.   Pero, por supuesto, una pequeña ayuda de algunos amigos en altas posiciones  puede contribuir mucho.
 
 
 Anna Marie de La Fuente is the Chief Latin America writer  for Variety. Based in  Los Angeles, de la Fuente began her career in  journalism while living in Madrid.  She was the Spanish bureau chief for the Hollywood Reporter from 1990-96, at  which time she moved to Los Angeles and became a freelance media  writer. In 1998 she was appointed Latin America  bureau chief for London-based film magazine Screen International. De La Fuente has written widely  on the entertainment industry, contributing to the Los Angeles  Times, Variety Deal Memo, Billboard and Broadcast.
   |